La Real Academia Española nos ofrece definiciones muy bien diferenciadas de lo que es Profesión y lo que es Oficio; definiendo el primero como facultad que ejerce alguien y por lo cual recibe retribución, y el segundo como una ocupación habitual. Partiendo de estas claras diferencias se puede construir un concepto más preciso de lo que es actualmente el periodismo.
Las primeras personas que ejercieron el periodismo lo hicieron empíricamente a manera de oficio, era parte de su vida y más allá de verlo como algo laborioso, lo trataban con determinados principios de moral y ética que lo hacían parte de su vida diaria. Es tras el surgimiento de las escuelas de comunicación social que el periodismo se transforma en una ocupación a la que se accede a través de un título universitario, lo que en teoría lo eleva a un nivel superior.
Con esta transformación se empiezan a notar en el gremio egresados incompetentes, desapegados de su entorno y por ende de las noticias que le rodean, cuya falta de ética los hace omitir ciertos principios de libertad individual, trayendo como consecuencia un periodismo de bajo nivel, netamente egocéntrico y con fundamentación dudosa; unida a ella la mala utilización de los avances tecnológicos, ocurriendo esto no solo con los periodistas, sino en los mismos medios de comunicación, cuyos dueños prefieren invertir mayores fondos en su estructura física que en su capital humano.
Es aquí donde las escuelas de comunicación social juegan un papel fundamental, pues teniendo en cuenta que su mejor carta de presentación son los egresados, resulta necesaria una reestructuración del pensum que contemple dilucidar las habilidades y aptitudes de los estudiantes antes de entrar directamente en la carrera, presentándoles la verdadera labor de un periodista, que no solo se limita a ser una cara atractiva que sale en televisión, una voz agradable que se escucha en radio o unas palabras complacientes que pueden leerse en el periódico.
En la actualidad ya es una verdad pública la poca capacidad crítica que tienen los egresados de las escuelas de comunicación, quienes a la hora de realizar un análisis no saben basar sus argumentos, pues no tienen los conocimientos necesarios para sustentar los mismos, pero más allá de ser este problema de las escuelas de comunicación es un problema del mismo alumno y su bajo interés de conocer el mundo que le rodea, y quien a la hora de redactar una noticia se conforma con lo que sale en los otros medios de comunicación y pocas veces investiga a fondo los hechos.
El verdadero periodista debe tener siempre muy claras cuáles son sus labores, tal como lo contemplan nuestras leyes; así lo expresa la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, que a grandes rasgos en su Artículo 1 establece que los prestadores de servicio de radio y televisión deben procurar la justicia social y de contribuir a la formación de la ciudadanía, la democracia, la paz, los derechos humanos, la educación y la cultura. Teniendo en sus manos una labor tan importante resulta impensable y vergonzoso encontrar egresados con errores gramaticales penosos, mala dicción y cuyos conocimientos de la realidad política mundial dejan mucho que desear.
El periodismo surge como un oficio, con el pasar del tiempo y el surgir de las especializaciones en las ciencias fue direccionándose hacia la profesionalización surgiendo allí sus dificultades, sin embargo, esto no necesariamente debe implicar un problema, pues al retomar los principios del oficio periodístico y combinarlos con las especializaciones de las ciencias, sin duda, se obtiene un periodismo de altura.
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* Basado en el texto El Mejor Oficio del Mundo, por Gabriel Garcia Márquez. Actividad presentada para la cátedra Periodismo Informativo I
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