Yo no soy oligarca.
Soy mujer,
venezolana, de 25 años de edad.
Quienes me conocen me
definen “una muchacha a la que le gusta estudiar”.
Yo no soy oligarca,
soy hija de un campesino y una secretaria quienes se han fregado durante estos últimos
25 años para darme un techo, estudios y todo lo que me haga falta para salir
adelante cuando ellos ya no estén.
Yo no soy oligarca,
soy una persona que está terminando su segunda carrera y a pesar de tener buenas
calificaciones y estar en el campo laboral desde los 18 años no tengo un empleo estable que remunere todo para lo que me he
preparado porque en este país aparentemente solo tiene derecho a un buen empleo
el que “conozca a alguien”. Lamentablemente ese “buen empleo” solo puede ser
con el gobierno pues este se ha encargado de ahorcar a la empresa privada
quienes a pesar de pagarte establemente lo hacen con sueldos devaluados que
no te permiten llegar a fin de mes sin deudas.
No, yo no conozco a “alguien”.
Yo no soy oligarca,
quiero un país donde la bonanza económica se manifieste en empresas que capten
capital humano sin distingo de color y que el único impedimento para optar por
un cargo sea el nivel de preparación, y quien no lo tenga, pueda tener la oportunidad
de estudiar y prepararse porque sabe que al terminar su carrera, sin ningún
tipo de resentimiento, podrá optar a un empleo que satisfaga sus necesidades
económicas, intelectuales y espirituales.
Yo no soy oligarca. No es ser chavista ni opositor, es darte cuenta que si el sueldo no te alcanza y a tu familia la matan al salir a la calle para quitarle algo que con esfuerzo ha logrado y la respuesta durante 14 años es que "es culpa del Imperio", significa que no lo están haciendo bien y hay que cambiarlos.
Ese es el país que
quiero, y para no quejarme quedándome en mi casa voy a votar por un cambio. Si
por quien voto no lo hace bien, en 6 años voto por su contrincante. Así
funciona la democracia.
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