Laicismo, Estado y Redes Sociales


Mi país, Venezuela, ha pasado por más de cinco importantes constituciones, algunas reformas y un sistema legislativo tan complejo como vulnerable. Mientras más grande es el sistema, más corruptible es.
 En pleno siglo XXI tanto políticos como ciudadanos han aprendido la importancia de las redes sociales, y si no, pues es importante conocer el caso de la Primavera Árabe donde el uso de estas ayudó a los ciudadanos a concentrarse a defender sus derechos. En conocimiento de esto, cualquier venezolano, según el artículo 57 de la Constitución  tiene derecho a “expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión…”
De esta misma manera, en Venezuela, el artículo 59 de la Constitución asegura que “El Estado garantizará la libertad de religión y de culto”. Es importante destacar que en la historia de Venezuela, uno de los principales promotores del laicismo fue Antonio Guzmán Blanco, quien en enero de 1873 aprobó la ley del matrimonio civil, hasta entonces, el registro de uniones en el país los llevaba la iglesia católica.
Esto significaría entonces que cualquier ciudadano puede profesar la libertad de culto que prefiera, y más importante aún, el Estado no se inmiscuye en ninguna actividad religiosa, pues eso dificultaría la condición de igualdad que cada uno de nosotros tiene.

Estado y Religión
¿Qué pasa cuando el Estado utiliza los recursos de toda la nación para dar ventaja a una religión específica?, peor aún, ¿Qué pasa cuando el Estado utiliza la religión para avalar un acto que va en contra de los principios de libertad y laicismo proclamados en la Constitución.
Pasa lo que siempre pasa en este país: Nada.
Las fiestas religiosas en este país son utilizadas para hacer campaña política: “el Presidente visitó la iglesia…” o “el gobernador donó dinero a la basílica”. ¿Por qué beneficiar a una religión para obtener beneficios sobre las otras? Porque ese beneficio se convierte en votos.
            Para nadie es un secreto que desde la muerte del ¿ex? presidente Chávez, la cúpula gobiernera ha intentado mitificarlo, causando incluso reacción de la Iglesia Católica quien se pronunció en contra de los actos y merchandise que se ha creado en torno a esto.


Seguidores
Como todo en la vida, siempre hay seguidores y detractores, no importa si es religión o política, y pues, en este caso, están unidas. Nuestros actos se resumen a una suma de intereses. Defendemos lo que creemos verdadero o correcto y en base a eso transcurre nuestra vida.


La militancia de un bando u otro ya no es solo en la calle, es activa a través de las redes sociales, para nosotros como ciudadanos, la verdadera astucia consistirá en investigar la verdad de los actos de los otros, por qué ocurren, si nos benefician no solo a nosotros, sino a nuestro entorno. El erario público y la tecnología que este pueda pagar no puede ser utilizado solamente en beneficio de algunos.

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